Derribarte, caer paso a paso hasta llegar al suelo, e incluso más abajo. Sentirte polvo, pisoteado, hundido en los agujeros de la vida. Estar abajo, sin nada a lo que aferrarte.
¿Dónde quedó la sonrisa? Atrás, muy atrás. Tan lejos como se encuentra en este momento. Yo me sigo buscando, me sigo encontrando. Llegar a algún sitio, un poco más arriba si no es mucho pedir. Subir, flotar y volar, seguiré esperando...
Y luego está ella, lo mejor de todo.
Y es que sé perfectamente que de 800 veces que me caiga, ella va a estar ahí 801 para levantarme.
Te he dicho mil veces que gracias, por cada suspiro, por cada mirada, por cada sonrisa y por cada lágrima; y ¿sabes? nunca me cansaré de decírtelo. Eres grande, enorme y lo sabes. Te quiero, a morir; y eso también lo sabes.
No me faltes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario