Duele pensar que eres una simple marioneta, y que sin querer, pueden manejarte a su antojo. Es algo que ni siquiera sospechan, pero vives en su espalda y te pierdes en su ombligo.
¡Con qué facilidad puede hacerte llorar! Y sin ni siquiera pretenderlo... En esos momentos vuelve a ser único, el único capaz que dejes de llorar y el único capaz de hacerte sentir persona. No te resistes a enfados idiotas, sabes perfectamente que luego viene la reconciliación. Un abrazo, dos caricias... un hasta luego.
Vuelves a caer, pero esta vez de cabeza. Si por ti fuera vivirías en el hueco entre su almohada y la pared, te colgarías de su pelo. No dejarías que un minuto pasase sin escuchar su respiración, tan de cerca que te llegue a ahogar y a matar de sed. Sed de besos, ansia de "quédate a mi lado". Un te quiero que me está comiendo por dentro, y un "no te olvido", por más que lo intento.
¿Rendirme? nunca me ha gustado hacerlo, pero si es necesario me rendiría a tus pies. Sentirte cerca, prenderme de tu olor, rozar tus manos, colgarme de tu voz. Que nos de tiempo a todo menos a perder el tiempo, perderme en tus brazos y volar con cada uno de tus besos.
Llévame dónde tu quieras, pero que sea volando.
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