No, no voy a escribir sobre la decepción.
+No merece la pena que llores, no me apetece presenciarlo. Bueno, más bien, no puedo permitirme verte llorar. Me duele muy dentro.
-No sufras, debe ser el cambio. El cambio del disfrute a las decepciones.
+No se si seré tu próxima decepción, ni tu próximo fracaso, pero quiero intentarlo. Dicen que quien no arriesga no gana y yo soy capaz de dar el todo por ti. Te quiero, no te mereces lo que te está pasando y sobre todo, no mereces mojar tu cara.
NOCHES EN QUE LAS LÁGRIMAS SE INFILTRAN EN LA ALMOHADA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario