"La vida no se mide por los momentos que respiras, sino por las veces que te dejan sin aliento".

domingo, 12 de febrero de 2012

Odio.

Odio los días grises, los dolores insoportables y las voces sin sentido. 
Odio las lágrimas, las pérdidas de tiempo y las necesidades de este. 
Odio el racismo, la política y la falta de racionalidad. 
Odio a los mediocres, a los ricos y a los egocéntricos. 
Odio a los  retrasados y a los superdotados. 
Odio el polvo de encima de la mesa, y también el del domingo de los vecinos. 
Odio las medias sonrisas, los perros que ladran y los contenedores llenos. 
Odio los días lluviosos y las mentiras piadosas. 
Odio las perdidas cortas y las conversaciones eternas desde el teléfono fijo.
Odio a los viciosos y viciados; a los enamorados y a los empalagosos. 
Odio a la gente que se deja domesticar.
Odio los gatos, los veranos sin ellas y las modas absurdas.
Odio los domingos y las broncas de familia, pero aún más las de amigos.
Odio que me muerdas la cara, que me resoples y que no sonrías.
Odio las películas  románticas, las de miedo y las de ciencia-ficción.
Odio a la gente que se derrumba, que cae y no sigue adelante.
Odio los zoos, las cenas de familia y las fiestas señaladas.
ODIO A LA GENTE NORMAL.
Marca la diferencia. Marca la diferencia. Marca la diferencia. Marca la diferencia.

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