Esta vez sin dejarlo caer.

Y es entonces cuando desvanezco, cuando toda mi luz dice "esto se acaba", cuando me rindo y cuando afirmo que me puedes, que controlas y decides. Los pies me mandan parar: "hasta aquí hemos llegado".
Me duele reconocerlo pero tú pones el límite, marcas el camino y determinas la meta. Tu suspiras y yo sonrío. Apareces, te huelo y... pff creo que no debería acabar esta frase.
Eres el dueño de tu vida, de la mía. Tu escribes el cuento de princesas o la novela de terror, como prefieras. Eliges mar o montaña, día en casa o en el fin del mundo. Tu decides todas estas absurdas cosas, tu me decides.
Yo solo puedo afirmar que te quiero, a veces...  (No me dejes caer otra vez más.) Otras veces te miraría hasta desgastarte y te comería a todas horas, te agarraría hasta dejarte sin respiración. Y, probablemente, si me hubieras dejado, yo misma habría hecho lo posible para que esa noche no acabara nunca...

16.

Permíteme matarte, comerte, morderte, llorarte y soñarte.