"La vida no se mide por los momentos que respiras, sino por las veces que te dejan sin aliento".

miércoles, 8 de agosto de 2012

Fragilidad en estado puro.

Somos seres increíblemente frágiles; en todos los sentidos.
Nuestros huesos se fracturan, nuestros pensamientos cambian con la ayuda de otras personas, echamos a perder nuestros propios ideales, nuestros corazones se rompen y, sobre todo, nuestras palabras y sentimientos se esfuman con el paso del tiempo.
Nos sentimos débiles en demasiados momentos, más de la mitad de éstos son momentos tristes o en los que nos sentimos bajos de ánimo. Es ahí cuando creamos nuestra propia plataforma, la que nos ayudará a mantenernos firmes ante todos los contratiempos que se puedan dar hacia nosotros. Ésta la creamos con ayuda de personas, y creándonos una propia coraza que cada vez va haciéndose más gruesa, más fuerte. Cada vez impide más el paso de la luz y de las ayudas. Impide abrirnos y mostrar nuestros sentimientos.
Entonces, y sólo entonces es cuando debemos decidir: ¿hemos de seguir escondidos o arriesgarnos a que pueda salir mal? ¿Abstenerme, hundirme o volar alto? Mi valoración es clara: debo arriesgarme para volar alto. Nada será comparable a esto...
Debo ser una excepción, al fin y al cabo somos cobardes, enamoradizos, locos y muy, muy frágiles.

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