Ilusionados con el rojo, el blanco y el gris.

Llegas de nuevo, notas que te falta algo. Te falta ese viejo pañuelo colgado en el cuello que tanto significa para ti; te faltan esas personas, esos amigos a tu alrededor. Te sientes encerrado entre cuatro paredes y no eres capaz de sentir la brisa de la tarde en tu cara. Las risas que escuchabas a lo lejos han pasado a ser coches, el aire puro del campo ha pasado a ser aire contaminado en la ciudad.
Extrañas levantarte por la mañana en una tienda de campaña, aunque te rompas la espalda por los hoyos y las piedras, acompañado de esas personas tan especiales. Ya no te despiertan con gritos y cazuelas. Se te hace raro no tener que bajar protestando en pijama a la gimnasia matutina y subir corriendo a cambiarte para llegar a desayunar. Te sientas en la mesa con tu desayuno, ahora es diferente, no tienes que esperar a que todo el mundo esté servido y puedas bendecir, simplemente desayunas. No tienes que subir a fregar el poto, basta con dejarlo en el fregadero. No te reúnes después en mástil, para enterarte de tus turnos y subir las banderas con una bonita canción de fondo. No hace falta que friegues las cazuelas de la cena de anoche o limpies los baños químicos, no hace falta ir al pueblo a por agua potable ni a tirar la basura, no es necesario limpiar el comedor ni hacer batida; sólo tienes que tumbarte en el sofá, sin nada que hacer. No haces actividades con tu rama, ni con tu grupo; te limitas a encender la tele o el ordenador. No comes tan acompañado, no cantas a todas horas con un grupo de gente y una guitarra, no armas por las noches, ni tampoco haces rimas estúpidas. No juegas con los lobatos, ni haces actividades con los ranger, ni reflexionas con los pioneros. Sólo has vuelto a casa.
Quizá pienses que todo es más cómodo, más fácil de llevar. No es así, para nada, te sientes vacío.

"Un hombre sin ideales es tan sólo un mueble en el escenario del mundo"

"La felicidad no se consigue sentándose a esperarla"

BUENA CAZA Y LARGAS LUNAS.