-¿Es verdad lo que dicen por ahí?
-No sé a que te refieres, explícate.
-Si, he oído que no estás seguro, que no sabes que hacer ni como reaccionar.
-¿Y por qué iba a ser verdad?
-Porque te conozco, conozco como agachas la mirada cuando algo no sale como esperas, conozco como eres capaz de huir por miedo a lo que pueda pasar, conozco como giras la cara cuando no quieres que noten tu miedo, conozco tantas cosas...
-¿Se puede saber por qué sabes tanto de mi?
-Pues quizá sea porque no te pierdo de vista, si no estás te busco con la mirada, y si por un casual, no apareces, te imagino. Imagino tus gestos, tus sonrisas y tus miradas.
-¿Y por qué yo, por qué no alguien como él...?
-No sé, quizá su sonrisa no sea comparable a la tuya. En realidad no sé por qué eres tu, eres diferente, especial. Me tratas como me gusta, aunque tampoco digo que me conforme, es más, espero no tener que conformarme.
-Quizá no lo necesites; te sigo, me sigues, eres todo lo que necesito. Pero ahora no puedo, es todo mucho más complicado de lo que crees, sé paciente; confía, confía en mi. Te preguntarás que por qué debes hacerlo, yo me lo preguntaría si fuera tu, y sólo puedo decirte que te quiero. Lo siento.
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