te veo a lo lejos, los ojos se me iluminan y empieza la hiperactividad. Te sigo, al fin del mundo si es necesario.
-No puedes estar diciéndomelo enserio, ¿un tu y yo?. No tenemos nada en común, ni aficiones, ni realidades, ni sueños...
-Pues no lo sé, a mi la verdad es que no me importaría. Pues en eso a lo mejor llevas un poco de razón, no compartimos aficiones pero, ¿sueños? no se si tendrán algo en común, pero tu apareces constantemente en los míos. Es como aquella historia que nos contaban de pequeños, la de Blancanieves, que con el beso del príncipe se despertó. Yo no hago otra cosa que soñar con ese beso que me despierte de este mundo de injusticia e inferioridad.
-Bueno, quizá sea posible, solo te voy a decir una cosa: "te quiero". Ahora cállate y sigue así, como hasta ahora, muerta de miedo y con ganas de seguir soñando.
-No te preocupes, me enseñaron a conformarme con poco.
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