Tu mirada me hace grande, y no me importa dar tumbos por Madrid, Barcelona o Zaragoza si es a tu lado. No tengo miedo a perderme,
¿Entonces cuándo dices que nos vamos? Yo cierro los ojos, tu me guías. Yo me dejo llevar, amanezcamos donde te apetezca, ya que no me importa hacerlo en el más sucio rincón si tu estás ahí. Nada es importante, todo me resulta insignificante si apenas tiene que ver contigo. Ven, vamos a comernos el mundo a mordiscos.
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